Atardecer arrebolante, me regalaste perpetuos silentes, perpetuos oradores, compartir solo ninguneantes placeres, en atardeceres arrebolados. Me explico?
Carta para ti, para el mundo. Nace una idea, plasmada en papel moribundo, necesidad de tenerte en símbolos que ambicionan perdurar, sonetos rítmicos, espaciados.
Gracias por ser una musa confidente de espacios que pense que había perdido en el más allá; te siento hija y amante, ser sereno y tintineante. Para borrar la melancolía, palabra recurrente en estas hojas, necesito, requiero de ninguneantes silencios.
No amar, pensar haber amado ya es un éxito, la única salida del ocaso inconsciente, quererte será un desafío constante, quien sabe si podremos llegar a ser amantes en el silencio.
Silenciosamente llegaste a través de una dirección confusa, llegaste para darme el ser de la vida. Te necesito, o tal vez, me necesitas. Quiero que nos necesitemos hasta para darnos el último aliento del día, quiero que compartas la luz del amanecer, la melancolía del adiós, se mi piel, mis poros, mi vida, mi nada, desde ahí comenzamos.
Amor, rompes las llagas de toda una generación de pensamientos enterrados dolorosamente por siglos, eres el reencuentro de todos a quienes quise, quise y quiero, quererte quiero, quieres quererme?.
Cuando me pidas que te bese como amante, confidente, sin motivo podremos perpetuar el inconcluso pasar de los ángeles que cuidan parte de nosotros, dame un beso sin parangón, sin estereotipos, solo dóname tu todo.